Se trata de una actividad en la que participan peques con diferentes capacidades y tipos de movilidad, por lo que los entrenadores adaptan los ejercicios para que puedan trabajarlos de forma individual y mejorar sus habilidades de coordinación y fuerza. En la segunda parte del entrenamiento, los monitores incorporan dinámicas de grupo en forma de juegos que les hacen sentir como un equipo y convierten las tardes de los viernes en uno de los momentos favoritos de nuestros niños.

Su calidad de vida también pasa, sin lugar a dudas, por divertirse, tener aficiones y, como consecuencia, relacionarse con otras personas. El ocio es una de las fuentes más importantes de bienestar y favorece la integración en la comunidad. Una vez más se trata de ayudarles a generar recuerdos y experiencias bonitas facilitando a las familias una realidad que de otra manera sería muy difícil alcanzar.